Sobre Nosotros

Conoce nuestra historia y pasión por el auténtico jamón ibérico.

Nuestra Historia

Tienda Ibérica nace de la mano de amantes del Jamón Ibérico, con la visión de llevar a nuestros clientes a vivir una experiencia 5 sentidos. Trasladarnos a la dehesa extremeña, pasando por Andalucía y Castilla – La Mancha. Nos lleva tiempos de montanera y aromas de guarda, adonde los vientos serranos hacen su trabajo durante por lo menos 3 a 4 años.

Cada pieza es cuidadosamente seleccionada, ofrecemos las mejores marcas del mercado y podes optar por adquirir la pieza entera o cortada y envasada al vacío en sobre de 100 gr. más taquitos.

Qué tener presente al comprar jamón ibérico de la mejor calidad

Al momento de comprar un jamón ibérico los expertos recomiendan:

  • Si se trata de un jamón de pata negra (100% ibérico) el peso ideal es de unos 7,5/8 kg. Se debe examinar la pata y cuidar que sea fina, con una caña estilizada y una pezuña negra. Su exterior debe ser brillante y de aspecto rugoso. Cuando se compra loncheado, se debe cuidar que las lonchas tengan un color intenso y brillante y presenten vetas de grasa en su interior.
  • En el caso del jamón bellota 50% ibérico, se recomienda comprar una pieza grande, de al menos 8 kg, para obtener un mayor rendimiento de jamón sobre hueso y tocino. También puedes comprarlo loncheado.
  • Cuando compras en nuestra tienda online un jamón ibérico de pata negra, tienes la certeza de que llegará a tu mesa un producto único, elaborado a partir de un cerdo ibérico de raza pura, con métodos artesanales y los tiempos de producción que ha sido determinados por la DOP, por lo que podrás disfrutar de un verdadero manjar.
  • Si no contas con el espacio suficiente o consideras que una pieza de jamón es bastante para vos, te recomendamos comprar el jamón ibérico loncheado y envasado al vacío, podes mantenerlo refrigerado por hasta 6 meses y mantendrá su sabor y textura.

El Origen del Jamón Ibérico

En lo más profundo del suroeste de la península ibérica, donde el sol acaricia suavemente las onduladas colinas cubiertas de encinas centenarias, nace una de las joyas gastronómicas más preciadas del mundo: el jamón ibérico. Su origen se remonta a tiempos prerromanos, cuando los pueblos íberos ya domesticaban cerdos en estas tierras, aprovechando los frutos de la dehesa, ese ecosistema único que mezcla prados y bosques en un equilibrio casi mágico.

Aquí, entre la bruma matinal y el murmullo del viento en las hojas, los cerdos ibéricos —de piel oscura, pezuña negra y mirada inteligente— pastan en libertad, alimentándose de bellotas dulces durante la montanera, el ritual ancestral del otoño. Esta dieta, rica en ácido oleico, junto con su vida al aire libre, confiere a la carne una textura marmórea y un sabor profundo, lleno de matices que evocan la tierra misma.

En pequeñas aldeas, los maestros jamoneros heredan de generación en generación el arte de la curación, colgando los perniles en secaderos de piedra, donde el tiempo, el silencio y el aire puro hacen su trabajo paciente durante años. El jamón ibérico no es solo un alimento: es un legado cultural, un poema escrito en grasa y sal, que celebra la unión del hombre, el animal y la naturaleza. Cada loncha es una historia, una caricia al paladar que lleva consigo siglos de tradición, respeto por el entorno y pasión por la excelencia.

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